El Grupo B está que arde. Consumada la segunda fecha no hay eliminados ni clasificados. Ni siquiera Inglaterra, que después de esa paliza en el debut sobre Irán tenía todos los números para ser el primero de los 32 seleccionados en tener asegurada su butaca en octavos de final. No pudo ser: el conjunto dirigido por Gareth Southgate se chocó en Al Bayt con un inteligente Estados Unidos, que se defendió bien y de a ratos lo puso en apuros de contra, aunque al final todo terminó en un redondo 0-0. El quinto resultado sin goles en lo que va del Mundial.
Consciente de su inferioridad en los papeles, Estados Unidos tuvo la inteligencia de no plantear un partido de igual a igual. La osadía rezuma épica, pero asegura menos la supervivencia que asumir las propias limitaciones y elaborar una estrategia en base a eso. Sabiendo del potencial ofensivo del subcampeón de la Eurocopa, materializado en el 6-2 sobre Irán, los “yanquis” priorizaron una sólida cobertura de los espacios en su mitad del campo para tratar de obstaculizar la circulación de la pelota y evitar la conexión entre los mediocampistas y los delanteros.
Lo consiguió, a costas de limitarse a algunos contragolpes liderados por el fundamental Christian Pulisic y explotados con la velocidad de sus delanteros Haji Wright y Timothy Weah. El vértigo en el contragolpe gracias a la juventud de sus hombres es quizás el mayor capital de este EEUU que apunta a ser protagonista en el próximo Mundial, que lo tendrá por segunda vez como anfitrión (aunque esta vez compartiendo la sede con México y Canadá).
A Harry Kane se lo vio desconectado, condicionado por esa dolencia en el tobillo que lo hizo adoptar una economía de movimientos patente: se paró casi como pivot, distribuyendo juego hacia sus compañeros más que como la referencia de área que es. Como no hay otro delantero de sus características, estaba claro que el DT Southgate iba a utilizarlo mientras el físico se lo permitiera, por lo menos hasta asegurar la clasificación. Y así, entre uno que intentaba y otro que aguantaba y por ahí buscaba de contra, el primer tiempo terminó 0-0. La más clara hasta entonces había sido un misil de Pulisic al travesaño de Jordan Pickford.
Los primeros compases del complemento mostraron a un EE.UU. más proactivo, envalentonado luego de haber visto que Inglaterra no estaba siendo la máquina de matar que había sido contra los iraníes. Y así, con Pulisic manejando los hilos y Weah imponiendo su velocidad, fue llevando el peligro hacia el arco de Matt Turner, que respondió igual de seguro que en la primera parte. Y en cada córner, apareció Harry Maguire para sacar todo. No hubo caso, el de Manchester United estuvo imposible en las pelotas paradas y en los buscapiés hacia atrás.
Sobre el final pudo ganarlo Inglaterra, pero el cabezazo de Kane se fue muy desviado a pesar de intentarlo frente al arco. Raro en él. Como también fue raro que, en la cerrazón del partido, Southgate no haya optado por Phil Foden para tratar de destrabarlo.
Así las cosas, si bien Inglaterra aún no está matemáticamente clasificada, quedó con un pie en octavos: le bastará con un empate ante Gales para avanzar, aunque debe ganar para asegurarse el primer lugar. Y atento a lo poquísimo que mostraron Gareth Bale y compañía en estos primeros dos partidos, parece difícil que ese partido no termine en otra goleada.
Irán, por su parte, avanzará con un empate sobre Estados Unidos, que quedó obligado a ganar para meterse en las llaves eliminatorias. Ambos cruces se jugarán el martes a las 16.
Se vivió con atmósfera de clásico muy “picante”
El partido entre Estados Unidos e Inglaterra no fue uno más: además de la historia que une a ambos países, los hinchas de uno y otro se provocaron en la previa y a lo largo de todo el encuentro. Los aficionados de Estados Unidos se burlaron preguntando por la recientemente fallecida Reina Isabel II, mientras que los británicos lanzaron aviones de papel y gritando “11/S”.